ORÍGENES DEL REJONEO
Por: Carolina Gordillo
Córdoba.

Con una práctica que sobre la arena asemeja un rito, el hermoso arte del rejoneo no permite vislumbrar por ninguna parte su origen bélico. Los visigodos abolieron el antiguo circo romano a favor de un entrenamiento guerrero intensivo en el que la caza del toro era el principal objetivo.

Durante décadas en un contexto histórico Europeo de luchas, conquistas y dominación, la doma y la diestra de caballos fue exclusiva de conquistadores, cruzados, caballeros, y miembros de las caballerías que componían el punto más alto del orden social.

Luego las habilidades para la monta, exclusivas de la nobleza, se utilizaron también como espectáculo imprescindible en las fiestas reales en España en las que los hidalgos del siglo 15 ya no alancean toros como entrenamiento sino como diversión y alarde de su gallardía y valor.

Esta diversión causó la muerte de muchos caballeros e hidalgos, razón por la cual la iglesia a través de su representante en 1567, Pio V, prohibe esta práctica. Aunque la prohibición en España dura poco tiempo, el fin de las guerras provoca una desaparición gradual del toreo a caballo, hasta desaparecer totalmente en 1725.

El toreo a caballo no se olvida totalmente, en Portugal se sigue practicando y en España, mas bien pasa a ser un oficio diario, lejos de las plazas, en los campos donde los ganaderos seguían practicando toda clase de suertes camperas, en encierros y en tentaderos. Hasta que a comienzos del siglo XX esta disciplina reaparece en las plazas con el estilo campero de Antonio Cañero.

El cordobés, Antonio Cañero, da origen al estilo andaluz de Toreo a caballo, convirtiendo la tradición campera en espectáculo. El rejoneo de Cañero asimila todas las suertes del toreo de a pie y el enfrentar los toros en puntas es decir sin pulir las astas. El 2 de septiembre de 1923 se presenta profesionalmente en la plaza de San Sebastián vistiendo un traje campero, marcando así la tradición que aún se sigue, y también diferenciando el atuendo del rejoneo Español del Portugués.

A partir de la aparición de Antonio Cañero, hacen presencia una serie de nombres que hacen tradición, de nuevo, la presencia de jinetes en los redondeles. Empiezan a aparecer por los años treinta en los carteles, nombres como el de Simao da Veiga, Joao Nuncio y Conchita Cintrón, Angel y Rafael Peralta, José Samuel Lupi, Manuel Vidrie, Curro Bedoya y Fermín Bohórquez Escribano, Joao Moura y Alvaro Domecq, entre otros.

Durante los sesenta aparecen caballeros que no solo acompañan a los toreros de a pie en los carteles, si no festejos que presentan solamente rejoneadores. Un cuarteto que dejo mucho a este arte y al cual los aficionados reclamaban fueron los conocidos “Jinetes de la Apoteosis” (adoración) compuesto por los virtuosos Angel y Rafael Peralta, Alvaro Domecq Romero y José Samuel Lupi. Es tal el éxito de este espectáculo que originó las presentaciones por parejas formando las llamadas “colleras” entre los hermanos Peralta. La importancia del espectáculo también se centraba en la fuerza y el temple de las intervenciones de Alvaro Domecq Romero.

Entre más rejoneadores y más competencia eran mejores los representantes que empezaron a forjarse en este arte, bajo el estricto entrenamiento que esto implica. En países como España y México este arte llena las plazas y es reclamado en cada uno de los festejos, mientras que en Colombia el auge ha sido lento pero prometedor para las jóvenes figuras como nuestros rejoneadores Jorge Enrique Piraquive y Enrique Barrera, quienes van tras los pasos de los grandes maestros a nivel mundial.

La evolución del rejoneo se ve plasmada en el desarrollo de la lidia, en la técnica, en la estética y en el espectáculo que se brinda a los aficionados que día a día son más exigentes en la apreciación de la ejecución de cada una de las suertes.

En España el rejoneo actual cuenta con figuras representativas como Leonardo Hernández, los Jerezanos Fermín y Luis Bohórquez y Antonio Domecq, Diego Ventura y Sergio Galán. Sin embrago sobresalen por su profesionalismo y su técnica para ejecutar, el rejoneador alicantino Andy Cartagena, y Pablo Hermoso de Mendoza, quienes han llevado el rejoneo de nuevo a la cumbre.

 
 
 
 
 
     
 



Más que una disciplina es un arte, que tiene como objetivo templar la embestida de un toro de lidia, utilizando como engaño un caballo torero, el jinete se vale de su habilidad para la monta y la doma. Es un toreo a caballo que asimila las tres suertes de la lidia de a pi
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